Publicado en TLM
Con el debut en París de Tobias Kratzer
Kratzer reflexiona sobre la obsesión de la sociedad contemporánea por la eterna juventud. Con una sofisticada escenografía, su producción oscila entre el hiperrealismo y la magia, el mundo de hoy y la misteriosa atmósfera del romanticismo alemán.
Con Benjamin Bernheim, uno de los tenores franceses más famosos de su generación y la sublime Ermonela Jaho. Representación íntegramente filmada y pensada para la gran pantalla ya que se produjo sin público durante la pandemia.
En cines a partir del 18 de noviembre
Salas y venta de entradas
Web | Twitter | Youtube | Facebook | Instagram | TikTok
Equipo creativo
Orquesta y Coros de la Ópera Nacional de París
Director musical
Director de escena
Escenografía
Vestuario
Iluminación
Director de coros
Lorenzo Viotti
Tobias Kratzer
Rainer Sellmaier
Rainer Sellmaier
Michael Bauer
José Luis Basso
Equipo artístico
Fausto
Mefistófeles
Marguerite
Valentin
Wagner
Siébel
Dame Marthe
Benjamin Bernheim
hristian Van Horn
Ermonela Jaho
Florian Sempey
Christian Helmer
Michèle Losier
Sylvie Brunet‑Grupposo
Sobre al ópera
Opera en 5 actos (1859)
Libreto de Jules Barbier y Michel Carré
Cantada en francés, con subtítulos en castellano
Presentado por Alain Duault
Grabado en marzo 2021 sin público en Opéra Bastille
Duración aproximada de 3h25
(incluye 2 entreactos de 25 min.)
Parte 1: 00h59, Parte 2: 1h00, Part 3: 1h25
Sinopsis
¡Quiero un tesoro que los contenga a todos! ¡Quiero la juventud! Frustrado por la inútil búsqueda de conocimiento, el viejo erudito Fausto vende su alma al diablo a cambio de la eterna juventud y de la bella Marguerite…
Gounod recrea el mito popularizado por Goethe poniendo el énfasis en la historia de amor, y magnificando la caída y la salvación final de Marguerite. La elección de aligerar el alcance filosófico de la historia le permite encontrar un equilibrio entre las escenas donde lo sobrenatural exige la grandiosidad, y un universo regido por la interioridad de la acción y los sentimientos.
La partitura de Gounod es un tour de force de invención melódica, que revela en la escritura vocal la capacidad del compositor para transmitir emociones sinceras e inmediatas.
Acto I
Fausto, un erudito avejentado, determina que sus estudios no lo han conducido a ningún lado y que solo le han hecho desperdiciar su vida y alejarse del amor. Intenta suicidarse dos veces con veneno, pero se detiene cada vez que escucha un coro.
Maldice a la ciencia y a la fe, e implora asistencia del infierno. Entra en escena Mefistófeles y, con una tentadora imagen de Marguerite en su rueca, convence a Fausto de comprarle sus servicios en tierra a cambio de su vida en el Infierno. El cáliz de veneno de Fausto se transforma mágicamente en un elixir de juventud, convirtiéndolo en un apuesto y joven caballero.
Acto II
Un coro de estudiantes y soldados cantan una canción de bebedores. Valentin, yéndose a la guerra con su amigo Wagner, confía el cuidado de su hermana Marguerite a su joven amigo Siébel. Mefistófeles aparece, provee a la muchedumbre con vino, y canta una provocadora e irreverente canción sobre el becerro de oro.
Mefistófele calumnia a Marguerite, y Valentin trata de herirlo con su espada, que se rompe. Valentin y sus amigos usan los escudos cruciformes de sus espadas para apagar lo que ahora saben es un poder infernal. Mefistófeles se une a Fausto y a los aldeanos en un vals. Marguerite aparece y Faust declara su admiración, pero ella rechaza el brazo de Fausto por modestia.
Acto III
El enamorado Siébel deja un ramo para Marguerite. Fausto envía a Mefistófeles en busca de un obsequio para Marguerite y canta una cavatina idealizándola como una criatura pura de la naturaleza. Mefistófeles trae una caja decorada conteniendo exquisitas joyas y un espejo de mano y lo deja en el umbral de Marguerite, al lado de las flores marchitas de Siébel.
Marguerite entra, reflexionando sobre su encuentro con Fausto en las puertas de la ciudad, y canta una balada acerca del Rey de Thulé. Marthe, la vecina de Marguerite, advierte las joyas y dice que deben ser de un admirador.
Marguerite prueba las joyas y es cautivada por como realzan su belleza, como canta en la famosa aria, la Canción de las joyas. Mefistófeles y Fausto se unen a las mujeres en el jardín y las cortejan. Marguerite permite que Fausto la bese, pero luego le pide que se vaya. Canta en su ventana por su rápido retorno, y él, escuchándola, regresa. Bajo el vigilante ojo de Mefistófeles, queda claro que la seducción de Fausto a Marguerite será exitosa.
Acto IV
Después de que Fausto la deje embarazada y abandonada, Marguerite ha dado a luz y se ha convertido en una excluida social. Canta un aria en su rueca. Siébel permanece con ella. La escena cambia a la plaza en el exterior de la casa de Marguerite.
La compañía de Valentin regresa de la guerra con una marcha militar. Siébel le pide a Valentin que perdone a Marguerite. Valentin se apresura a ir a su casa. Mientras él está dentro, aparecen Fausto y Mefistófeles, y este, creyendo que allí está solo Marguerite, canta una socarrona obra burlesca de amante bajo la ventana de Marguerite. Valentin sale de la casa, sabiendo ahora que Fausto ha corrompido a su hermana.
Los tres hombres luchan, Mefistófeles bloquea la espada de Valentin, lo que permite a Fausto dar la estocada fatal. Con su último suspiro Valentin maldice a Marguerite por su muerte y la condena al Infierno ante el pueblo reunido. Marguerite va a la iglesia e intenta rezar, pero es detenida, primero por Mefistófeles y luego por un coro de demonios. Acaba su rezo, pero se desmaya cuando Mefistófeles la maldice de nuevo.
Acto V
Mefistófeles y Fausto están rodeados por brujas. Fausto es llevado a una caverna de reinas y cortesanas, y Mefistófeles promete proveer a Fausto con el amor de las más grandiosas y hermosas mujeres de la historia. Un ballet orgiástico sugiere la juerga que continúa durante toda la noche.
Mientras se acerca el amanecer, Fausto tiene una visión de Marguerite y la llama. Mefistófeles ayuda a Fausto a entrar a la prisión en donde Marguerite está detenida por matar a su hijo. Cantan un dueto de amor. Mefistófeles afirma que sólo una mano mortal puede rescatar a Marguerite de su destino, y Fausto ofrece rescatarla del verdugo, pero ella prefiere confiar su suerte a Dios y sus ángeles.
Al final ella padece alucinaciones y ve las manos de Fausto manchadas de sangre, lo rechaza y se desmaya; Mefistófeles grita que Marguerite ha sido juzgada. Sin embargo, queda protegida por su fe y su arrepentimiento. Mefistófeles se basta para arrastrar a Fausto al infierno. Conforme Marguerite se alza de nuevo, luego asciende en dirección al Cielo, un coro de ángeles anuncia que ella se ha salvado.
Cartel promocional
Dossier de prensa
Más información
NdeP - Rising Alternative